Ilustración de Miguel Carmona
El éxito o fracaso de las sociedades depende directamente de la atención que se dé a la niñez. Contribuir a que niñas y niños se manifiesten, a que nos cuenten cómo leen su entorno, atender sus necesidades, dará como resultado seres más sensibles, más integrados, críticos, analíticos y propositivos; solidarios.
Apoyarles para el buen desarrollo de sus potenciales, de sus inteligencias, de su creatividad, dará frutos sanos, saludables. Es decir, el mundo se irá poblando de individuos más atentos y alegres dispuestos a hacer de sus entornos lugares habitables, donde el bien común sea la premisa y no sólo un proyecto.
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